Esta semana en Fraga Salud Farmacia seguimos hablando de salud capilar. Alopecia: ¿Cuándo tengo que preocuparme? ¡Toma nota!
El pelo crece unos 15 cm al año, más o menos 1,3 cm al mes. Crece más en verano que en invierno y más rápido entre las mujeres que entre los hombres. Su mayor tasa de crecimiento se da de la adolescencia a los 30 años de edad.
Es normal que el pelo caiga. Además, en primavera y en otoño cae un poco más que en invierno y verano. Una caída de entre 50 y 100 pelos al día puede considerarse normal.
Cuando notamos una caída excesiva o una disminución de la densidad del pelo lo llamamos alopecia. Existen distintos tipos de alopecia. Los más habituales son:
- Alopecias no cicatrizales: son las más habituales y existen tratamientos más o menos efectivos para tratarlas. El folículo piloso se comporta de forma patológica pero está vivo. Si la alopecia se alarga mucho en el tiempo el folículo llega a morir y no producirá más pelo.
- Alopecia androgenética: es la más habitual sobre todo en hombres. Puede ser hereditaria. Comienza generalmente en la frente y en la coronilla.
- Alopecia areata: enfermedad en la que se pierde pelo en zonas concretas de la cabeza o la barba, formándose corros sin pelo. Debe tratarla un médico.
- Alopecia difusa: el pelo se vuelve más fino y cae. Afecta a toda la cabeza y suele tardarse en darse cuenta de la perdida porque se produce lentamente. Suele ser síntoma de otras patología como estrés, carencias alimentarias, depresión…Debemos tratar primero la enfermedad que la causa y luego la alopecia.
- Efluvio telogénico: es una pérdida aguda de pelo después de una enfermedad sistémica, fiebre alta, estrés emocional, parto… Puede durar hasta 6 meses y después suele remitir.
- Alopecia mecánica: se debe a un uso excesivo de secadores, planchas, tenacillas, coletas, peinados tirantes… Si se corrige este mal uso a tiempo suele remitir pero si se alarga en le tiempo llega ha ser irreversible.
- Alopecias cicatrizales: el folículo piloso muere y se transforma en tejido cicatrizal. Pueden tener diferentes causas (golpes, infecciones, tumores…) pero el pelo no se recupera.