Con la primavera los días se alargan, las temperaturas aumentan, los árboles florecen, llega el buen tiempo…y muy a menudo aparecen problemas en la piel. Nuestro cuerpo necesita tiempo para adaptarse a los cambios estacionales, es por eso que, muchas veces, durante la primavera aparecen infecciones o enfermedades cutáneas causadas por los cambios climatológicos.
De hecho, los dermatólogos a menudo aconsejan y piden que se haga especial atención a las rutinas de cuidados durante los cambios estacionales. La luz solar y los alérgenos pueden ser un gran problema para la piel, provocando reacciones alérgicas, la aparición de manchas y arrugas, quemaduras en la piel o hasta infecciones bacterianas o fúngicas.
Tipos de infecciones y enfermedades cutáneas:
- Psoriasis: En primavera y por culpa sobretodo de los alérgenos como el polen, la piel puede irritarse más, aumentando las placas de psoriasis.
- Dermatitis: Como con la psoriasis, los alérgenos son muy dañinos para la gente que tiene dermatitis, ya que empeoran la afección y provocan brotes con mayor facilidad.
- Acné: El aumento de las temperaturas y la humedad provoca una sudoración cutánea excesiva, de manera que los poros se obstruyen y aparecen granos. Además, con el uso actual de mascarilla, este problema puede agravarse todavía más.
- Rosácea: En primavera solemos exponernos más al sol y al viento, castigando más la piel y provocando que se enrojece con facilidad.
- Infecciones por bacterias u hongos: Al igual que con el acné, el aumento de las temperaturas y sudoración provoca que aparezcan infecciones, tanto bacterianas como fúngicas, sobretodo en los dedos de los pies. Dependiendo de la infección, existe un tratamiento u otro que deberemos comentar con el médico o farmacéutico.
Consejos para cuidar la piel en primavera:
- Utiliza un fotoprotector. Protegerte del sol es fundamental para mantener la piel lejos de cualquier problema cutáneo.
- No te expongas a alérgenos. Intenta salir cuando haya menos polinización para evitar reacciones alérgicas en la piel.
- Limpia y cuida la piel. Una constante higiene es la clave para prevenir y combatir cualquier tiempo de enfermedad o infección. Es importante que uses productos específicos para el tipo de piel que tengas, sobre todo si tienes alguna afección diagnosticada.
- Consulta con un especialista. Antes de utilizar cualquier producto, debes consultar con un dermatólogo o un farmacéutico para que te puedan ayudar a cuidar la piel y a eliminar cualquier patología cutánea.
Los cambios estacionales pueden llegar a ser muy nocivos para nuestro cuerpo. Es por eso que debemos cuidarnos a conciencia y con constancia, evitando así sufrir cualquier síntoma de enfermedad o infección.